jueves, julio 16, 2009

LA FRONTERA























Desde el año mil novecientos treinta y seis, Encinasola tenia una limitación geográfica que era LA FRONTERA, ¡ese No mas allá! Era una cadena cogida en las barandas de un puente, por donde pasa un arroyo que limita la frontera de España con Portugal. Dicho puente estaba guardado y vigilado por 3 o 4 carabineros de dia y de noche, viviendo en una casa de piedras bastante pequeña en la entrada del puente.

Como no había otros medios, el desplazamiento lo hacían andando, cargados de vituallas, para los varios días que estaban de partida en el Punto (nombre de la casucha que habitaban al lado de la cadena) vigilados, de vez en cuando, por un oficial con su ayudante a caballo.
Aquel paso prohibido protegido por un soberano candado, no se habría nada mas que en fiestas mayores como Flores, los días de la feria de Barrancos y en la feria de Encinasola, de 8 de la mañana a las 12 de la noche, siendo rígido el cierre. Durante los días que estaba abierta la frontera, habia algunos que daban varios viajes, (si los guardias se lo permitían) para comprar café, tubos de quinqué, que eran más bonitos que los de España, toallas y etc.etc.
Por lo tanto no se conocía de Portugal nada mas que el pueblo de Barrancos, único que se podía visitar en esos tres días de feria, salvo algún listillo que aprovechaba las circunstancia de la apertura de la frontera y se alejaba algo más. Durante los días de feria, llamaba mucho la atención la “torada”, con la lidia de novillos o toros, que hacen por la tarde en la plaza del pueblo, muy bien montada al efecto con palos y, casi siempre, con novilleros y toreros de España y Portugal, única plaza autorizada que se matan los toros en el país vecino.

Ya de noche, mas bien tarde, empezaban los cantes y seguidos, los bailes hasta la madrugada. Era también el sitio ideal para que los jóvenes lo pasaran bien porque el idioma que “falan” es el barranqueño, un dialecto del portugués influido por la baja Extremadura y Andalucía.
Los jóvenes, si querían bailar un “corridiño” en Barrancos hasta las 2 o las 3 de la madrugada, tenían que sacar el coche a la frontera, por fuera de la cadena, en terreno Español, y subir a la feria andando y cuando terminabas, otra vez “a patita” para coger el coche, saludabas a los guardias y a casa.
Aquella dichosa cadena tenia limitada la salida de los pueblos de España hacia el Baixo Alentejo, que es lo más cercano de nuestra frontera.
Entre mala que era la carretera, peor que un camino, el no poder pasar más adelante y las jaras cerrando el paso, las visitas al lugar eran nulas: aquello era el final del mundo de los marochos.
Las autoridades y el designio de la vida ayudados por el Señor dieron la alegría a las dos partes afectadas, al desaparecer y quedar libre de esa cadena el paso por el punto, superando con su apertura poder visitar el país vecino, igual que ellos el nuestro, teniendo hoy buenas relaciones comerciales.
Este evento tan deseado fue celebrado a principios de 1993 por multitud de Españoles y Portugueses dando una gran fiesta en la misma frontera, siendo alcalde de Encinasola Don Antonio Terrón Armario. Con el tiempo la carretera ha sido ensanchada eliminando curvas con dos puentes nuevos uno en la ribera del Múrtiga y otro en Valquemado. A falta del puente internacional, que no está en proyecto, esta carretera junto a la de Higuera la Real, es la satisfacción de los usuarios.

Faustino Jiménez Julio de 2009

1 comentario:

  1. Como han cambiado los tiempos Faustino,, mi madre me cuenta cientos de anecdotas de la frontera.

    Faustino el dia seis de agosto si Dios quiere nos vermos. ves poniendo una cervecita en fresco. Un besazo para todos.

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