UNA VIDA QUE SE FUE

                                   









 Etapa de Una vida que se fue.




Según mis recuerdos, en los últimos años de los cuarenta o los principios de la década de los cincuenta, mi padre había asumido el reto que le impuso los avatares de la vida.

No se la fecha exacta, mi abuelo por parte de mi padre, fue el primer “peatón” el cual había fallecido, dejando viuda, dos hijos y una hija. Pocos años después, (en el cuarenta y cinco) se llevo Dios a su hermano (mi padrino) era su compañero de trabajo y una persona trabajadora muy querida en su ambiente, dejó viuda y cinco hijos un varón y cuatro hembras(la ultima ni andaba), Mi Padre no había perdido el tiempo (siete preciosos retoños). Cuatro varones y tres hembras ( el mayor el que escribe ). Le tenia que dar de comer a su familia y a todos los demás aunque cada uno en su casa, pero los ingresos salían de la misma fuente: en total la familia se componía de cinco personas mayores mas doce pequeños.

Las herramientas que tenían eran antiguas muy usadas.

el vehículo que tenia mi padrino, un Chevrolet de rueda sencilla del año 28, por apodo ( le decían La Burra ), le fue buscando aunque sin acierto dos o tres conductores hasta que llego un joven de Higuera la Real, un buen conductor que tenia la novia en la caseta de los peones camineros, que se terminó casando con él y aquí formó una familia, pasando a ser unos Marochos mas del pueblo, con los cuales seguimos manteniendo una gran amistad.

El trabajo estaba todo basado en hombres, (era necesario tener cuatro o cinco ayudantes para mover el carbón); en aquellas fechas casi a diario se cargaba un vagón en el ferrocarril, en Fregenal de la Sierra o en la estación de La Nava, con el consiguiente movimiento de carboneros y arrieros con bestias que ello llevaba, acarreando desde las fincas hasta el punto de carga y otros al almacén para recogerlo antes de que se mojara.

Aquello era trabajar de dia y de noche, donde no había Sábados ni Domingos, fueron tiempos duros para patrón y para los obreros, pero todos unidos salieron del bache que la vida les mandó.

Entre bromas algunos de los que fueron ayudantes, me siguen diciendo que aquellos tiempos ¡ los aventaron a la guardia civil!.

Dios aprieta pero no ahoga, y todo fue pasando con tropezones mas o menos peligrosos, con sus penas y alegrías.



Faustino Jiménez Julio 2011