Nombres de antaño

Buscando en el baúl de los recuerdos, salen varias cosas que contar, por ejemplo en el pueblo, había la costumbre de poner a los niños que nacían de los matrimonios, los nombres de sus antepasados.
Hay que ver lo difícil que le ponían las cosas a los nuevos matrimonios, en cuanto veían que estaba embarazada, ya empezaban a buscar el nombre que le tocaba poner, sin saber si era niño o niña pero como era por toque, te tenias que tragar el que te correspondía de turno. Por tanto que el primer hijo que nacía, le tocaba poner el nombre de los padrinos de boda , aunque se llamara como se llamara, de hay viene que luego los padres, si no le gustaba lo llamaban con otro nombre y en todo el pueblo lo conocía por otro nombre distinto.
El segundo hijo le correspondía el nombre de los abuelos paternos y tenían el mismo lío que con el hijo anterior.
El tercero tenía que ser de los abuelos maternos con el mismo proceso
que los anteriores.
Ya con los demás hijos, se perdía el toque tan riguroso de los primeros, pero se seguía una línea casi parecía a los anteriores.

Todavía quedan algunos nombres que se las (traen en lata) “como se dice en el pueblo” varios de esos nombres, que sin ser ninguno feo ni despreciable te deja marcado para el resto de tu vida.
Hoy en día con la ecografía, lo primero es que se sabe si es varón ó hembra y los padres son libres de escoger los nombres de su retoño.
En algo hemos evolucionado.
Saludos.
Faustino Jimenez