domingo, mayo 13, 2007

RUEDAS REPARADAS 1ª PARTE

Eustaquio Correa, Ascensión Vargas y Victorio Jimenez


No tengo fechas, pero fue después de la 2ª guerra mundial, creo que seria sobre el 48 o por ahí los transportistas se vieron impotentes ante la escased de cubiertas para los camiones, a nivel de Andalucía no tenía remedio, imposible comprar a precio ninguno.

Pero dicen que estudia más un necesitado, que cien abogados, es cierto: estos hombres no dormían pensando como solucionar el problema de sus cubiertas.

Pensaron en todo, una, la más fácil y eficaz, fue coger una cubierta destrozada, cortar en varios trozos con un cuchillo hecho de un “jocino” de segar, bien afilado, rebajar los bordes mas gruesos del trozo llamado “zapato” y acoplarlo por dentro donde estaba el reventón de la rueda a reparar. Una vez acoplado, con un hierro caliente se le hacían varios agujeros en la orilla alrededor de la pestaña, cogiendo el zapato y el borde de la cubierta y fijando con tornillos el uno al otro.

Si tenias suerte algunos quedaban bien, y si no vuelta a empezar, a ver si otra te quedaba mejor.

Otro sistema era más complicado, el principio lo mismo: rebajar el zapato bien finito de las orillas sin cortes raros.

Después se cogía la rueda reventada y se cosía con cables de acero cerrando el corte a su forma natural; el taladro de la cubierta se hacia con un hierro caliente, por donde pasaba el cable de acero.

Para tapar los cables era el zapato que teníamos preparado, luego dentro de este llevaba un trozo de cámara que tapara todo el corte.

Las cámaras, si las tenias, eran con más parches que el camino de la contienda, los pinchazos eran tantos que parecían un colador, normalmente se mandaban a la capital a vulcanizar, ó sea, reparar.

Estos sistemas de arreglos eran caseros, cada uno en su casa era un sistema poco más o menos igual, pero ninguno fue positivo, aquello duró poco tiempo, terminó peor que el rosario de la aurora; el final fue catastrófico, meses en la puerta parado sin poder salir de viaje.

Pasaron tiempos difíciles, se hacían pocos portes lo más imprescindible, se trabajó mucho con el ferrocarril y camiones de la capital para abastecer los pedidos de la leña y el carbón.

Como Dios aprieta pero no ahoga, tras muchos intentos hablando y visitando al sindicato de transportes de Huelva, por fin fueron escuchados, prometiendo que en breve serian atendidos con unas partidas que llegarían del Reino Unido.

Y efectivamente le avisaron...........

Continuará...

Faustino Jiménez

1 comentario:

  1. Aunque no hubieran estado los nombres y apellidos los habría recordado perfectamente, me refiero a la foto que ilustra este artículo.Parece que los estoy viendo, cada uno con su peculiar gracejo y pronunciada personalidad.Del que más recuerdo es de Ascensión porque fue al que más pude observar de cerca; me divertían mucho sus comentarios y anécdotas.
    Todos sus descendientes varones se han dedicado al transporte. ¡Que me gustan estos recuerdos del pueblo¡.Cordial saludo.Jesús

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