Los Sastres

Oficio a Medida 18/1/2007
Teníamos un pueblo con muchos oficios, muy buenos y bien atendidos, pese a lo lejos y las malas comunicaciones que existían; estaba al día de todas las novedades y las modas del buen vestir. Muy bien organizadas por sus dueños, este de hoy eran los inolvidables SASTRES.
Eran dos maravillosas sastrerías que vivían del pueblo y sus alrededores; las dos familias eran muy conocidas y apreciadas por todos sus clientes y amigos.
Se llevaban la palma en empleadas, tenían varias jóvenes aprendices cosiendo en su taller; las piezas que el maestro con su gran estilo cortaba, luego estas lindas jovencitas hilvanaban las prendas para la prueba del cliente.
A veces estas pruebas tenían un poco de guasa: te daba corte cuando llegabas a la sastrería y las niñas empezaban a mirar y “cuchichear” por lo bajo; si el maestro las miraba muy serio se callaban un poco, pero no paraban de reírse mientras tú estabas presente.
Algunas veces, con malas ideas y a espaldas de los maestros, con ciertos amigos ó algo más que amigos eran muy“picardiosas”. Te cosían los bolsillos de la chaqueta por dentro y cuando metías las manos te dabas cuenta que había sido una “broma” de las niñas; luego en el paseo te enterabas de quién había sido y servía de “jolgorio”.
Hay muchas mujeres de aquélla fecha que sabían hacer pantalones, hoy con las confecciones, son escasos los trajes que se hacen, este oficio en el pueblo está en el olvido.
Antes costaba trabajo y muchos sudores comprarse un traje a medida y ahora no tenemos sastres que lo corten, ni aquellas jóvenes que te hacían pasar un rato de vergüenza.
Desde estas líneas les envío un grato recuerdo a todos y todas las que protagonizaron estas historias por mí añoradas.

Faustino Jiménez