lunes, marzo 10, 2008

¡QUE PUEBLO TENEMOS!











29-2-2008
El que no lo conozca, no sabe lo que se pierde, es completo, bueno casi completo pero no le falta de ná, o casi ná. Por lo menos en fechas anteriores las cosechas eran casi suficientes para el consumo del pueblo, cuando tenía el doble de habitantes.
En el recuerdo quedan aquellos burros o mulos con las angarillas llenas de tomates, pimientos, pepinos, cebollas etc.etc. que traía el amigo Pedro de la huerta Giraldo, y que vendía en el suelo de la pared del ensanche.
Qué decir podemos, de las naranjas de las distintas huertas de nuestros alrededores, con su cáscara fina y zumo exquisitos,
Las sandias y los melones de las fiñerias y montones de cercados de secano sembrados en la campiña del pueblo.
Buenos carniceros con chivitos y borregos, criados en el campo cuidadosamente por sus dueños y esos pollos de carne colorada criados con grano en las casas y sus huevos ecológicos de campo.
Era de orgullo la cantidad de aceitunas que le daban trabajo a cientos de personas y a cinco molinos, que llenaban sus almacenes de aceite de calidad y con el sobrante abastecían la capital y a varios pueblos.
La insignia de nuestro rincón, la llevamos con orgullo hasta en el nombre, la Encina... sola (que ahora es verdad), con su rica bellota. De ella vienen los mejores y preciados productos del cerdo; como no existían noticias del colesterol, era el cincuenta por ciento de las comidas de a diario, en las casas y en el campo. Hoy los médicos no recomiendan estos ricos manjares.
Donde estarán aquellos peces de la ribera del Murtiga, que tanta gente recordamos con nostalgia, ricos al paladar, sin colesterol, aceptables en todas las comidas... eso sí tenían muchas espinas, pero eran la delicia del gazpacho.
Cuántos y cuántos cercados se sembraban de papas, por todos conocidos de muchos años, que venían en vagones especiales para la hermandad de labradores, las cuales eran repartidas por los guardas verdes a los que se habían apuntado con antelación.
Seria interminable enumerar tantos productos que el pueblo producía a lo largo del año, todos ricos cada uno en su fechas, lo mismo en grano que en dulces o frutas.
No queda sitio, para los telares con sus distintas clases de tejidos de calidad indiscutible.
Sin olvidar las perrunillas, magdalenas, flores, borrachos, etc. etc.
Una de las cosas que echo en falta en nuestros alrededores son las viñas.





Eso no quiere decir que falte el precioso líquido que es el vino.
Saludos para todos de.
Faustino Jiménez

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