Los vecinos de mi calle
Marzo 2011
En la sociedad de hoy, la mayoría de los vecinos se quejan cuando escuchan ruidos en otros pisos, por ejemplo de música fuerte o la tele alta o los niños jugando y chillando o la abuela enferma quejándose de sus dolencias, en general por lo que se ve, todos somos demasiado quejica.
En el pueblo en los años de la posguerra, se vivía con muchas ganas de mejorar cada uno lo suyo, sin pensar en los demás,
nunca los vehículos de mi padre pisaron un garaje, la calle Altozano y el Calvario fueron sus estancias de dia y de noche.
La puerta de su casa era la parada, el almacén y el taller de los camiones, los ruidos que producían los usuarios de la empresa desde bien temprano nunca se lo pueden imaginar, hasta donde llegaban los decibelios.
Estos ruidos bien mirado, no eran mas que los producidos por el personal intentando el arranque de un camión, muy viejo de 20 años desahuciado de la guerra, cuando la subida de la gasolina, a cerca de 2 (de las antiguas pesetas,) obligó por su economía a tener que montar un gasógeno, el cual por medio del carbón almacenado en una caldera, al quemarlo se producía un gas ( parecido al gas butano ) que pasaba por 6 filtros de lona, los cuales se cambiaban a diario y un rotor que introducía este gas puro en el motor del camión, siendo aprovechado en sustituto de la gasolina.
La carga de la caldera era diaria, el carbón escogido de la mejor calidad estaba en lo alto de la carrocería, unos 200 kilos mas o menos, que bien temprano eran las primeras voces de la mañana que se escuchaban en la calle de parte de los camioneros.
El ir y venir de los hombres no se podía silenciar, con sus voces y sus bromas entre ellos.
Antes de esa hora salían los arrieros con sus bestias al campo a sus “quehaceres” diarios, pero solo se escuchaba decir ¿buenos dias? y el pisar de las herraduras en las piedras. En las casas los niños tomaban el café o (ceba tostada) con un coscorrón de pan (si lo había) jugando mientras llegaba la hora de la escuela y salían mas tarde, pero en la calle los ruidosos eran los del camión, hasta que por fin arrancaba y se marchaba a trabajar.
Creo que nunca se quejaron los vecinos por lo menos cara a cara, (cada uno en su casa no sabemos lo que dirían) en la calle
había buena armonía con todos.
La vida ha dado muchas vueltas desde entonces y más que seguirá dando, pero en el pueblo la vida sigue y sigue con su monotonía con menos ruidos y mas tranquila.
Faustino Jiménez
Ahora casi que no se puede decir ni buenos dias por que te miran como si fueras un bicho raro, yo vivo en un sitio donde a las siete y media de la mañana se sale a la calle siempre hay personas saliendo igual que tu, y cada uno nos vamos a nuestro coche y ni nos saludamos, yo cuando saludo y me saludan ¡que contenta me pongo!.A veces va una mama con un niño por el acerado al cole, le das los buenos dias y no te contesta y yo pienso:"Si me hubiese contestado ya llevaba el niño dos lecciones hoy la del cole y la que ella le enseña antes de entrar que es saludar a los demás".
ResponderEliminarEn cuanto al tema de ruidos,hay que tener suerte y que no te toque ninguno que dé mucho, pero creo que es peor al que todo el que tú das le parece mucho, y entonces te encuentras sin poder vivir ni en tu própia casa.Que de vecinos con los que a nosotros nos han tocado tenemos la gloria ganada.Bueno un saludo y hasta otro dia.Esperanza.
Faustino, te echo de menos , no os he olvidado y lo sabeis.. para mi familia fue un privilegio ser tus vecinos.
ResponderEliminarOs quiero mucho. Un abrazo.