
Viajando por aquel entonces, te encontrabas con más de uno, que al decir de qué pueblo eras, se quedaban asombrados preguntando ¿y eso dónde está? Era de pena tener que explicar una y otra vez, dónde se encontraba situada Encinasola.
Para más pena, algunos la conocían de los sinsabores y las fatigas que pasaron en su estancia, en las tres casetas o puntos avanzados de los carabineros que tenia el pueblo, como era Picoroto, La Contienda y Flores, por ser frontera con Portugal.
Casi todos los guardias que venían con destino a estas casetas, eran jóvenes y algunos recién casados, sin saber donde les habían destinado, llegaban en el tren a la estación de Fregenal de la Sierra, (algunos con su esposa y varios muebles) donde tenían que esperar al coche que traía el correo o algún camión del pueblo. Ahi ya empezaban las penas, ellos decían que venían a la caseta de la Contienda como si fuera un poblado donde se podía comprar de todo. Cuando llegaban al cuartel y le explicaban que para llegar a las casetas tenían que ir andando o en un burro y que para las viandas, cada dos o tres días pasaba por allí el “costero” (hombre con una bestia dedicado a llevar viandas) a aquellos matrimonios se le caían los “palos del sombrajo”, sobre todo a las mujeres, que lloraban cuando llegaban a su destino. Algunas que estaban embarazadas regresaban a sus casas dejando al marido solo, durante el tiempo que duraba el destino obligatorio en las casetas, otras se acoplaban por algún tiempo y otras se quedaban en el pueblo, en el cuartel, casa que tenían para estos menesteres.
Estos guardias duraban poco en estos destinos, se marchaban en cuanto podían, repartiéndose por todos los lugares de la geografía; cuando te encontrabas con uno de estos hombres, te contaba las odiseas que vivió en aquel pueblo, del cual recordaban la buena acogida de los marochos, pero no se le olvidaban los malos ratos pasados en los caminos y las jaras que tenían que atravesar de día y de noche.
Hoy existen caminos por todos los lugares donde estaban las casetas, ya abandonadas, esperando su restauración.
En estos tiempos, Encinasola es bastante conocida, en todos los puntos del mapa, incluso por Internet tiene su sitio… aunque la tengan medio olvidada en donde no debían.
Faustino Jiménez
Muy bien "encarruchao" este artículo, Faustino, salvo matices se ajusta mucho a la realidad, me siento muy identificado con casi todo.Un cordial saludo.No hace mucho estuvimos casualmente tomando una cerveza en El Rincón del Abade. Picorotero.
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