UN CARRO MUY ESPECIAL

17-2-07

No hace muchos años, puesto que hay mucha gente que lo recuerda, solo existían para todos los transportes carros tirados por bestias, con ruedas de madera modificados después a ruedas de gomas de coches de turismos.

Uno de los vehículos que más impresionan de los conocidos en aquella fecha era el que se conocía entonces como el carro de los muertos.

Un carro negro que se despintaba con el agua, con unas farolas que se movían con el viento, de madera tallada, tirado por una jaca de edad avanzada pero muy tranquila, propiedad del cochero.

Se recogía y esta recogido en un garaje en los costados de la Ermita de los Santos Mártires. Cuando se necesitaba para un entierro el cochero venia con su caballo, enganchaba y lo sacaba a la puerta chica de la Ermita en la plazoleta del Calvario, que era el sitio donde se despedían los entierros.

Desde aquí ya el carro y los familiares y amigos se marchaban andando hasta el cementerio, regresando a su cochera una vez terminado su servicio.

En aquella fecha yo no entendía, por qué era la diferencia de que en unos entierros el cura y los sacristanes se paraban muchas veces a echar responsos y en otros solo se detenían una vez.

Por lo visto es que había distintas clases: según pagabas así tenías de responsos.

Este carro tan especial fue recogido y abandonado en su cochera. Dicen que en lo sucesivo sera restaurado, para exposición como una reliquia, de las muchas que Encinasola tiene repartidas por distintos locales, las cuales si las pusieran todas juntas en exposición, seria una maravilla.

En su puesto fue sustituido por una furgoneta con tracción mecánica, que no duro mucho tiempo, después por un coche que siguió el mismo camino y al final las empresas de los seguros se encargan de todo.

Por cierto, es mejor no necesitar sus servicios, ya que para nadie son deseados.

Faustino Jiménez